GLACIAR HIELO AZUL

Es la mañana del 11 de enero, me levanté temprano y el sol se abría paso entre los árboles y un rayo curioso de luz entraba en mi carpa.
A las 8:30, despúes de un desayuno de galletitas y café (gracias a mi super calentador de camping) inicíe el sendero hacia el glaciar Hielo Azul. El glaciar se encuentra franqueado por el maciso hielo azul (2200 MSNM) y por el pico Barda Negra.
La subida me llevó una hora y media pero sin el peso de la mochila me siento flotar sobre las pìedras. Hay multitud de arroyos y manantiales producto del deshielo. Tiro el agua que llevaba desde el refugio y bebo directamente de los cursos de agua fresca y cristalina.
El camino es el usual del TIMBERLAY (el limite en la montaña donde no crece casi vegetacion) con muchas piedras sueltas. El obstáculo no lo es tanto gracias a mis botas nuevas y a la energía renovada de una buena noche de descanzo.
La luz de la mañana resalta en la montaña un sinfin de colores que van del rojo al ocre y el plateado del agua que baja en cascadas y el verde brillante de las lengas. Unico tipo de árbol en esas altitudes.
Llego a una loma a 1700 MSNM y detrás de ella se abre, casi de improviso, un paisaje imponente de nuive perpetua y crestas montañosas. Puedo ver el glaciar en todo su esplendor y el lago que lo continúa y nutre al valle con su agua blanca.
No puedo evitarlo (vamos, que estoy que reviento por hacerlo), me acerco a la orilla del lago y bebo un poco de esa agua que tiene miles de años aguardando en el seno de ese giganta blanco. Despúes me siento y solo contemplo el paisaje. Ese regalo que la naturaleza nos brinda a los seres humanos y pienso que solo tenemos que disfrutarlo y cuidarlo. No se nos pide nada mas. No necesita nada mas.
El regreso al refugio es un poco mas rápido, solo me lleva 65 minutos.
Ahora estoy sentado mirando por una ventana el bosque, el río y detras el perfil del maciso Hielo Azul. En la mesa una cerveza y pronto una deliciosa pizza. ¡Salud!