
Mas o menos a la una de la tarde decidimos emprender la subida Santi, Cristian, Tomás y yo. No existe sendero señalizado, pero Marcelo nos da indicaciones bastante precisas y nos aconseja que seamos prudentes: la montaña puede deparar sorpresas como bruma o niebla que no permite ver mas allá de algunos metros. Hay una ligera e intermitente lluvia y sospechamos que en la cima hay mucho viento.
Llevamos buena marcha y en una hora, aproximadamente, llegamos al collado que nos permitirá llegar a hasta la cima.
Poco antes de eso Santi descubre que tiene señal en su celular (movil) y en una paradoja increíble de aislamiento y comunicación logra hablar por teléfono con una persona en Punta del Este ¡URUGUAY!!!

Seguimos ascendiendo y poco a poco vemos panoramicas increíbles de montañas nevadas, lagos y valles. Cada subida, aunque con gran esfuerzo, nos regala una nueva y preciosa postal y la promesa de un lugar
mas bonito en la proxima escala.

Llegamos al otro extremo de una meseta que es parte de la cima, creemos que cerca de los 2200 mts.
Desde ahí se ve el valle por el que se llega al glaciar Hielo Azul.
Al fondo del valle se observa el refugio en el que estuve unos dias antes. Esta montaña en la que estoy parado, viendo un paisaje maravilloso con la perspectiva del caminante, es el punto exacto que yo mismo observara 24 horas antes desde la ventana del refugio.


Regresamos, todo el trayecto nos llevò aproximadamente cinco horas y media.
Esa noche cené en el refugio intercalando una grata charla con Vero donde aprendí que es el Timberlay y el Desierto Andino Patagonico (¡Vero, si lees esto me encantaria que lo ampliaras!).
Un grupo de chicos llegó, casi de la mano de Santi. Se habian perdido en el bosque y no lograban ubicar el refugio. Una experiencia realmente desesperante, en la noche patagonica y en un profundo bosque de lengas.
El encuentro con Santi fue providencial para ellos y entre todos los que estabamos alli les dimos una mano para que se sintieran como en casa….o casi.
Asi conocí a Pablo, Leo y su pareja y a Natalie. Los chicos, actores independientes que estaban haciendo una obra de teatro de Gorostiza “El acompañamiento”, en Bariloche.
Lo increíble del caso es que una de las chicas era Nathalie Seseña (conocida actriz española de cine y televisión).
No se quien de los dos estaba mas asombrado: si ella porque la habia reconocido o yo de haberla encontrado allí. De todos modos lo que teníamos en común era estar en ese lugar aislado, inhóspito y particularmente bello (espero que vuestro viaje haya terminado bien, saludos).
Al dia siguiente, luego de una despedida sin fin (realmente me costó mucho irme, el lugar me pareció mágico) emprendí el camino hacia el “Cajón del Azul” (al fin seguí uno de tus consejos, hermanita).
Esa noche cené en el refugio intercalando una grata charla con Vero donde aprendí que es el Timberlay y el Desierto Andino Patagonico (¡Vero, si lees esto me encantaria que lo ampliaras!).
Un grupo de chicos llegó, casi de la mano de Santi. Se habian perdido en el bosque y no lograban ubicar el refugio. Una experiencia realmente desesperante, en la noche patagonica y en un profundo bosque de lengas.
El encuentro con Santi fue providencial para ellos y entre todos los que estabamos alli les dimos una mano para que se sintieran como en casa….o casi.
Asi conocí a Pablo, Leo y su pareja y a Natalie. Los chicos, actores independientes que estaban haciendo una obra de teatro de Gorostiza “El acompañamiento”, en Bariloche.
Lo increíble del caso es que una de las chicas era Nathalie Seseña (conocida actriz española de cine y televisión).

Al dia siguiente, luego de una despedida sin fin (realmente me costó mucho irme, el lugar me pareció mágico) emprendí el camino hacia el “Cajón del Azul” (al fin seguí uno de tus consejos, hermanita).
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