jueves, 22 de enero de 2009

LAS POZAS NATURALES DEL AZUL

13 DE enero de 2009

Aunque el camino es todo de bajada y supuse que por lo tanto “era mas fácil” ¡nada mas lejos de la realidad!.
Lo abrupto del terreno y el peso de la mochila (¿lo había comentado antes?J) hicieron que el trayecto me llevara tres horas, la gente del lugar no recomienda hacerlo en sentido contrario, es lo que podríamos llamar un “rompepiernas”.






En mi caso no se me rompió ninguna pierna, aunque si tuve problemas con la mochila: una de las hebillas de la correa que van al hombro, pasó a mejor vida.
Todo el peso sobre un solo hombro y caminando en una cuesta casi vertical. En esa situación la perdida del equilibrio puede significar una lesión importante.
Por suerte el ingenio argentino de “arreglar todo con alambre” se hereda, supongo que debe ser un gen que ha mutado de generación en degeneración a consecuencia de las variadas crisis que ha soportado nuestro país, quién sabe.










El tema es que reparé la correa con un hilo muy fuerte que encontré en el bosque unos dias antes y que tuve la precaución de guardar (hoy sigo pensando que fue una señal). Por cierto, actualmente la correa sigue así.







Llegué al refugio “La tronconada” y fui recibido por Sebas, una persona a la que la bondad se le escapa por cada poro de su cuerpo.
Una cerveza fresca y una comida variada de arroz, ensalada, queso y berenjenas al escabeche me devolvieron el alma al cuerpo. ¡que delicia!!

Alli también estaban Sol, German, Gero y Walter. Cada uno de ellos diferente a los demás pero con alguna cosa en común. Nos unía, sin que lo supieramos no solo el disfrutar de ese entorno magnifico sino que cada uno a nuestra manera estabamos abriendo una nueva puerta, comenzando un nuevo camino. En definitiva asumiendo nuevos proyectos.






















La zona esta al lado mismo del rio azul donde profundas pozas naturales invitan a bañarse.

































A unos 500 metros se encuentra el cajon del azul, un estrecho barranco donde el rio ha esculpido la roca con el paso de los siglos creando un anfiteatro natural donde el rumor contínuo del agua se mezcla con el murmullo del bosque.












El lugar es visitado por muchos turistas y casi todos van al refugio del cajon del azul, un lugar para no perderse por su arquitectura rustica y el entorno que parece sacado de un capitulo de “la familia Ingalls”.
El lugar es bonito pero un poco masificado para mi gusto (¿me estaré volviendo asocial? ¿Estaré a un paso de convertirme en un asceta?).



























Vuelvo a mi espacio en la tronconada y me doy cuenta que cada vez mas “huyo” de la gente, o por lo menos de donde hay demasiada. Me atrae, cada vez mas, la música del bosque, el rio y el viento que paradójicamente llamamos el silencio en la montaña.



Solo paso una noche por que el día siguiente amenaza lluvia y aun me queda ir al Bolsón donde tomaré un colectivo a Bariloche y de ahí a Anticura a la comunidad mapuche Ñielay Mapu, en Chile. A los pies del volcán Puyehue.
No alcanzo a salir antes que la lluvia se presente y recorro las dos horas siguientes hasta Warton debajo de una cortina de agua. ¡¡Gracias Germán por el atajo que me indicaste; lo que no imaginé era que fuera una subida tan hija de p…!!
En síntesis, llegué al Bolsón y luego a Bariloche pero el viaje a Chile se postergó dos dias por que no habia pasajes disponibles. Lo cual me llevo a conocer a mas personas entrañable en este viaje.

No hay comentarios:

Publicar un comentario